El Público entrevista a Lucía Palacios y Dietmar Post
"La impunidad de los crímenes franquistas contradice el significado de democracia"
Un documental con testimonios del ex ministro franquista Utrera Molina y del ex presidente Felipe González, entre otros, analiza la vigencia de las colonias que aún conservan el apellido ‘del Caudillo'. Sus autores lamentan el rechazo de la industria cinematográfica hacia los análisis críticos del pasado reciente
Cartel del documental, 'Los Colonos del Caudillo'.- PLAYLOUD.ORG
En 1999, los cineastas Dietmar Post (Alemania, 1962) y Lucía
Palacios (Ciudad Real, 1972) idearon el documental que presentan ahora
en la Semana Internacional de Cine de Valladolid -Seminci- mientras
atravesaban Castilla La Mancha por la carretera nacional A-IV. A la
altura del kilómetro 160, la atención del director germano se posó sobre
el cartel que indicaba la salida al pueblo de Llanos del Caudillo.
Para alguien que había estudiado en el colegio la historia del fascismo
en varios países, y que conocía la figura del dictador Francisco
Franco, el apellido de ese topónimo le resultaba "un disparate".
En aquel momento se preguntó cómo era posible que la España democrática permitiese aquello. Y la búsqueda de la respuesta originó el documental Los Colonos del Caudillo , que ambos directores han trabajado durante más de una década y que, tras esquivar el rechazo de productoras y distribuidoras, logran estrenar el próximo 25 de octubre en la Seminici. La cinta recoge diferentes sensibilidades entorno a la recuperación de la memoria y testimonios desde una perspectiva histórica, sociológica y política. El punto de partida del análisis se sitúa en Llanos del Caudillo, una de las nueve colonias del franquismo que aún conservan la denominación que homenajea al dictador. El régimen levantó estos lugares en terrenos baldíos tomando como referencia la ‘citta nuova' de la Italia fascista. A los colonos se les facilitaba una casa y una parcela de tierra para trabajar a cambio de su devoción a la dictadura.
Post: Todos los que te puedas imaginar. Falta de dinero, falta de convicción por parte de instituciones estatales, rechazo por parte de productoras y distribuidoras y, en general, incredulidad e ignorancia acerca de un tema tan importante de la reciente historia española.
Palacios: Nos alegra que enviados de la ONU en España urgiesen recientemente al gobierno a cambiar su postura hacia los desaparecidos y los crímenes del franquismo. Pero ¿por qué no se ha hecho antes? Cuando empezamos a idear el proyecto en 1999 a poca gente parecía molestarle el nombre de ese pueblo -y de otros tantos.
Post y Palacios: Conocimos a la programadora de la Seminici durante la Berlinale, le entregamos un ‘rough-cut' [versión preliminar] de la película y un par de meses después nos escribió para invitarnos al festival. Todos los demás festivales en España la habían rechazado, lo cual nos sorprende porque es la primera película que realmente intenta hacer un análisis de la actual situación acerca de la memoria histórica. Puede que simplemente hayan querido evitar la polémica.
Post y Palacios:
Eso dependerá de la voluntad de las distribuidoras españolas. Un
crítico comparó la importancia de la cinta con la que en su tiempo tuvo
‘La Pelota Vasca' de Julio Medem. Esa película se hizo en una época en
que los medios de comunicación no hablaban de ETA si no era de forma
tendenciosa. Medem rompió con esa idea y presentó el tema con calma,
intentando analizar el problema. Consiguió un taquillazo con una
película política Nosotros creemos que con nuestra película podría
lograrse lo mismo, pero si las distribuidoras no quieren arriesgarse llevándola a los cines,
organizaremos un cine ambulante y recorreremos España exhibiendo la
película en plazas de pueblo, centros culturales, cines, asociaciones de
vecinos, donde sea. Nuestra inspiración son todos los maestros,
artistas e intelectuales que recorrían la España republicana para llevar
el teatro, el cine y la literatura a los pueblos.
Post y Palacios: Utrera Molina era el gobernador civil de Ciudad Real cuando se creó Llanos del Caudillo en 1956 y fue el encargado de inaugurarlo. Las primeras preguntas que le hicimos se referían al acto de inauguración, que por cierto apenas recordaba. Cuando pasamos a hablar de Franco, de la guerra civil y de la dictadura, sus respuestas nos confirmaron que sigue convencido de sus ideas falangistas y que no se reprocha nada. Una frase que dice en la película lo refleja perfectamente: "Yo nací siendo falangista y moriré siendo falangista cuando Dios quiera". No tiene ningún sentido de culpabilidad. Sin embargo, como sabemos, Utrera Molina fue responsable de algunas sentencias de muerte durante el régimen dictatorial de Franco por pertenecer al consejo de ministros que dictó dichas sentencias.
Post y Palacios: Con él queríamos hablar de sus años en la clandestinidad y conocer su opinión acerca de la revolución de los claveles en Portugal y su significado para la oposición en España. Para González lo ocurrido en Portugal significó el futuro y la esperanza de conseguir una España moderna y democrática, para Utrera lo opuesto. Mientras González celebraba y se preparaba para el cambio, Utrera hablaba delante de 20.000 fanáticos para defender los valores criminales del 18 de julio de 1936. González también habla en la película de las dos primeras campañas electorales y del miedo que tenía la gente de participar en los actos públicos. También nos habla abiertamente de las tres intentonas de golpe de estado. En el debate que tuvo lugar en Berlín después de una proyección no oficial de Los Colonos del Caudillo, González afirmó que se siente responsable, aunque no culpable, de la ausencia de debate sobre la guerra civil y la dictadura en el momento que seguramente fue más oportuno, durante sus dos primeros mandatos.
Post y Palacios: Encontramos por partes iguales los tres tipos de opinión que describes.
Post y Palacios:
No pretendemos dar lecciones. La cinta expone un problema profundo de
España, como es el tratamiento de su pasado reciente, un problema que
afecta la situación actual del país. Bob Dylan una vez dijo, "el buen
arte no da respuestas sino que provoca preguntas".
Post y Palacios: No podemos hablar por toda España pero nos da la sensación de que muchas de las historias que cuentan los protagonistas de Llanos igual o similarmente habrán pasado en el resto del país. El estado quería crear seres súbditos y fieles al caudillo, y a eso se refería José Rivero, todos éramos siervos.
Post: Una diferencia muy importante es que la Alemania fascista fue derrotada en una guerra terrible y después los aliados impusieron sus leyes y una democracia que nos obliga a no enaltecer la figura de Hitler. Y créeme, la Alemania post-hitleriana fue todo menos modélica. ¿Qué haces con un pueblo que había participado mayoritariamente en los crímenes? Quedaban pocos que realmente creían en la democracia. Muchos habían muerto o estaban en el exilio. Fue muy complicado instalar una democracia y los viejos nazis enseguida volvieron a ocupar puestos claves en la justicia, la policía, la industria y las administraciones.
Eso empezó a cambiar a partir de los últimos años 50 y principios de los 60, cuando resurgen algunos exiliados, ex presos y gente de la resistencia. Fue clave la obra de personas valientes como el juez Fritz Bauer, una especie de Baltasar Garzón alemán, que empieza a investigar y consigue que por primera vez después del juicio de Nuremberg, víctimas del nazismo puedan hablar ante la justicia. Bauer instigó el juicio de Auschwitz y fue quien dio con la pista de Adolf Eichmann. Esos juicios con un eco internacional ayudaron a cambiar la sociedad alemana. Es a partir de ahí cuando se tolera cada vez menos a políticos con un pasado nazi.
En España, Franco no llega al poder por un sistema democrático. Nunca fue elegido, sino que necesitó un golpe de estado apoyado por los entonces enemigos de la segunda república: los industriales, las grandes fortunas, los terratenientes, periódicos como el ABC o la iglesia católica. El golpe se convierte en una guerra entre pobres y ricos. Franco toma pueblo por pueblo y siembra el terror entre la población humilde que por razones muy obvias había apoyado a las reformas de la república. Y es aquí donde hay una similitud entre Franco y Hitler, que es ese odio hacia la democracia y sus defensores. Hitler, al igual que Franco, primero se deshace de sus contrincantes políticos, socialdemócratas, comunistas, anarquistas, sindicalistas, liberales, etc.
La democracia llega a España de una manera muy particular. No hay revolución como en Portugal, ni derrota total y ocupación como en Alemania. Sino que el sucesor de Franco instala después de su muerte una democracia, intentando no romper del todo con lo anterior pero convirtiendo el estado español en una democracia moderna. La así llamada transición pacífica que no fue tan pacífica. Así que se presenta una situación muy diferente a la situación alemana. Se forja un pacto entre la oposición y los que vienen del antiguo régimen para crear una nueva democracia.
El precio que hay que pagar es no hablar del pasado. De ahí surgen todos los problemas actuales acerca de la memoria histórica. Por lo tanto mucha gente cree que la transición fue necesaria para evitar cualquier clase de enfrentamiento violento pero es incompleta porque los múltiples crímenes cometidos bajo la dictadura en un estado de derecho no pueden ser impunes. Esa impunidad contradice lo que significa una democracia.
El Público
En aquel momento se preguntó cómo era posible que la España democrática permitiese aquello. Y la búsqueda de la respuesta originó el documental Los Colonos del Caudillo , que ambos directores han trabajado durante más de una década y que, tras esquivar el rechazo de productoras y distribuidoras, logran estrenar el próximo 25 de octubre en la Seminici. La cinta recoge diferentes sensibilidades entorno a la recuperación de la memoria y testimonios desde una perspectiva histórica, sociológica y política. El punto de partida del análisis se sitúa en Llanos del Caudillo, una de las nueve colonias del franquismo que aún conservan la denominación que homenajea al dictador. El régimen levantó estos lugares en terrenos baldíos tomando como referencia la ‘citta nuova' de la Italia fascista. A los colonos se les facilitaba una casa y una parcela de tierra para trabajar a cambio de su devoción a la dictadura.
"Todos los demás festivales en España habían rechazado proyectar Los Colonos"
En
Llanos, los cineastas interpelaron a los vecinos, entre los que figuran
los primeros colonos, y las conclusiones reflejan una realidad
extrapolable al resto del país en la que conviven, junto con las
víctimas del franquismo, personas que mantienen una apasionada defensa de los valores de la dictadura.
Uno de los protagonistas del documental es el ex ministro franquista
José Utrera Molina, para quien se ha solicitado que se emita una orden
de detención en el marco de la querella argentina contra el franquismo.
Utrera proclama su admiración por Franco, de quien asegura que "no
podría jamás calificarlo de dictador", y fue quien inauguró Llanos del
Caudillo en junio de 1958.
Más de una
década trabajando en Los Colonos del Caudillo salvando escollos como la
financiación, que finalmente se logró por crowfounding, o la dificultad
para exponerlo en España. ¿Qué más problemas han encontrado en el
camino?
Post: Todos los que te puedas imaginar. Falta de dinero, falta de convicción por parte de instituciones estatales, rechazo por parte de productoras y distribuidoras y, en general, incredulidad e ignorancia acerca de un tema tan importante de la reciente historia española.
Palacios: Nos alegra que enviados de la ONU en España urgiesen recientemente al gobierno a cambiar su postura hacia los desaparecidos y los crímenes del franquismo. Pero ¿por qué no se ha hecho antes? Cuando empezamos a idear el proyecto en 1999 a poca gente parecía molestarle el nombre de ese pueblo -y de otros tantos.
¿Cómo logran proyectar Los Colonos en la Seminici?
Post y Palacios: Conocimos a la programadora de la Seminici durante la Berlinale, le entregamos un ‘rough-cut' [versión preliminar] de la película y un par de meses después nos escribió para invitarnos al festival. Todos los demás festivales en España la habían rechazado, lo cual nos sorprende porque es la primera película que realmente intenta hacer un análisis de la actual situación acerca de la memoria histórica. Puede que simplemente hayan querido evitar la polémica.
¿Está previsto que la cinta se exponga en cines tras su paso por el festival de Valladolid?
¿A
qué conclusiones llegan tras el encuentro con un franquista convencido
como José Utrera Molina, quien asegura durante la entrevista que no
podría jamás calificar de dictador a Franco?
Post y Palacios: Utrera Molina era el gobernador civil de Ciudad Real cuando se creó Llanos del Caudillo en 1956 y fue el encargado de inaugurarlo. Las primeras preguntas que le hicimos se referían al acto de inauguración, que por cierto apenas recordaba. Cuando pasamos a hablar de Franco, de la guerra civil y de la dictadura, sus respuestas nos confirmaron que sigue convencido de sus ideas falangistas y que no se reprocha nada. Una frase que dice en la película lo refleja perfectamente: "Yo nací siendo falangista y moriré siendo falangista cuando Dios quiera". No tiene ningún sentido de culpabilidad. Sin embargo, como sabemos, Utrera Molina fue responsable de algunas sentencias de muerte durante el régimen dictatorial de Franco por pertenecer al consejo de ministros que dictó dichas sentencias.
Y, ¿qué les sugirió la entrevista con Felipe González?
Post y Palacios: Con él queríamos hablar de sus años en la clandestinidad y conocer su opinión acerca de la revolución de los claveles en Portugal y su significado para la oposición en España. Para González lo ocurrido en Portugal significó el futuro y la esperanza de conseguir una España moderna y democrática, para Utrera lo opuesto. Mientras González celebraba y se preparaba para el cambio, Utrera hablaba delante de 20.000 fanáticos para defender los valores criminales del 18 de julio de 1936. González también habla en la película de las dos primeras campañas electorales y del miedo que tenía la gente de participar en los actos públicos. También nos habla abiertamente de las tres intentonas de golpe de estado. En el debate que tuvo lugar en Berlín después de una proyección no oficial de Los Colonos del Caudillo, González afirmó que se siente responsable, aunque no culpable, de la ausencia de debate sobre la guerra civil y la dictadura en el momento que seguramente fue más oportuno, durante sus dos primeros mandatos.
En
Llanos del Caudillo, ¿qué encontraron en mayor medida: indiferencia
hacia el pasado reciente, nostálgicos de Franco o críticos contra
dictadura?
Post y Palacios: Encontramos por partes iguales los tres tipos de opinión que describes.
¿La cinta es una clase de historia, una lección de política, un reproche o una defensa de la memoria?
Tras
ver Los Colonos del Caudillo, el profesor de la universidad de Castilla
La Mancha José Rivero dijo que "en el fondo, en la España de Franco
todos fuimos colonos" ¿Están de acuerdo?
Post y Palacios: No podemos hablar por toda España pero nos da la sensación de que muchas de las historias que cuentan los protagonistas de Llanos igual o similarmente habrán pasado en el resto del país. El estado quería crear seres súbditos y fieles al caudillo, y a eso se refería José Rivero, todos éramos siervos.
Dietmar Post,
desde su punto de vista como alemán, ¿es más sorprendente la presencia
de la simbología franquista en los pueblos de España? En Alemania
cualquier enaltecimiento del fascismo es delito. Y en España se incumple
la legislación en materia de memoria histórica que establece la
eliminación de estos vestigios de la dictadura.
Post: Una diferencia muy importante es que la Alemania fascista fue derrotada en una guerra terrible y después los aliados impusieron sus leyes y una democracia que nos obliga a no enaltecer la figura de Hitler. Y créeme, la Alemania post-hitleriana fue todo menos modélica. ¿Qué haces con un pueblo que había participado mayoritariamente en los crímenes? Quedaban pocos que realmente creían en la democracia. Muchos habían muerto o estaban en el exilio. Fue muy complicado instalar una democracia y los viejos nazis enseguida volvieron a ocupar puestos claves en la justicia, la policía, la industria y las administraciones.
Eso empezó a cambiar a partir de los últimos años 50 y principios de los 60, cuando resurgen algunos exiliados, ex presos y gente de la resistencia. Fue clave la obra de personas valientes como el juez Fritz Bauer, una especie de Baltasar Garzón alemán, que empieza a investigar y consigue que por primera vez después del juicio de Nuremberg, víctimas del nazismo puedan hablar ante la justicia. Bauer instigó el juicio de Auschwitz y fue quien dio con la pista de Adolf Eichmann. Esos juicios con un eco internacional ayudaron a cambiar la sociedad alemana. Es a partir de ahí cuando se tolera cada vez menos a políticos con un pasado nazi.
En España, Franco no llega al poder por un sistema democrático. Nunca fue elegido, sino que necesitó un golpe de estado apoyado por los entonces enemigos de la segunda república: los industriales, las grandes fortunas, los terratenientes, periódicos como el ABC o la iglesia católica. El golpe se convierte en una guerra entre pobres y ricos. Franco toma pueblo por pueblo y siembra el terror entre la población humilde que por razones muy obvias había apoyado a las reformas de la república. Y es aquí donde hay una similitud entre Franco y Hitler, que es ese odio hacia la democracia y sus defensores. Hitler, al igual que Franco, primero se deshace de sus contrincantes políticos, socialdemócratas, comunistas, anarquistas, sindicalistas, liberales, etc.
La democracia llega a España de una manera muy particular. No hay revolución como en Portugal, ni derrota total y ocupación como en Alemania. Sino que el sucesor de Franco instala después de su muerte una democracia, intentando no romper del todo con lo anterior pero convirtiendo el estado español en una democracia moderna. La así llamada transición pacífica que no fue tan pacífica. Así que se presenta una situación muy diferente a la situación alemana. Se forja un pacto entre la oposición y los que vienen del antiguo régimen para crear una nueva democracia.
El precio que hay que pagar es no hablar del pasado. De ahí surgen todos los problemas actuales acerca de la memoria histórica. Por lo tanto mucha gente cree que la transición fue necesaria para evitar cualquier clase de enfrentamiento violento pero es incompleta porque los múltiples crímenes cometidos bajo la dictadura en un estado de derecho no pueden ser impunes. Esa impunidad contradice lo que significa una democracia.
El Público
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