Francisco Espinosa Maestre habla de Los Colonos del Caudillo
Hay que felicitar a Lucía Palacios y Dietmar
Post por su magnífico documental “Los colonos de Franco”, centrado en Llanos
del Guadiana (Ciudad Real), uno de los pueblos creados en La Mancha y
Extremadura durante los años cincuenta por el Instituto Nacional de
Colonización. Aunque también es eso, el funcionamiento de la “empresa”, como
solían denominarla, el documental es mucho más que lo que indica el título. El antiguo
funcionario del INC que aparece en diversas ocasiones explica muchas claves de
lo que fue el franquismo: como cuando expone a su manera que en una dictadura,
palabra que no es de su agrado, también hay gente honrada, etc. El franquismo
en su totalidad fue un sistema organizado para explotar a los vencidos en
particular y a los de abajo en general y el INC no iba a ser menos. Tan
esclavos eran estos como los que desde las prisiones se utilizaban para obras
públicas y privadas. Las entrevistas están bien elegidas y el proceso, desde el
principio de la colonia, expuesto con claridad.
La particularidad del documental es que, a
diferencia de otros, que se quedan más en la época que se quiere reflejar, los
autores profundizan en sus reflexiones hasta la actualidad y aquí ya el
documental, que venía describiendo una realidad dura, se vuelve insoportable. Oímos
explicaciones de unos y otros: Felipe González, que no aporta nada; Utrera
Molina, que inauguró la colonia, anclado aún en el falangismo, o las de el cura
y otros que nos cuentan la surrealista historia del fugaz paso de Franco por la
localidad y el misterioso destino de la medalla de oro que se le iba a entregar
(una especie de “Bienvenido Mr. Marshall” local). Mucho más interés que las
declaraciones de González y Utrera, tienen las pequeñas historias de la gente.
La explicación que da la maestra del porqué del cambio de voto en la gente durante
la transición tiene más sentido común que buena parte de lo que dice González,
quien por cierto se ha olvidado ya de cuando tenía por lema: “Nosotros decidimos
no mirar atrás”.
La escena de la clase en la escuela es terrible.
Que solo uno de los trece niños esté a favor de quitar la palabra Caudillo del
nombre del pueblo lo dice todo. Y esta ya es otra generación para la que la
guerra civil debe ser como para nosotros la Guerra de los Cien Años. Durante
décadas se perdió la ocasión de mostrar claramente a la gente lo que fue el
franquismo, pero no se hizo porque el modelo de transición excluía esa
posibilidad, por más que se dijera que se obraba así para evitar crispaciones y
problemas. Los resultados los tenemos ahí. Paralelamente a esto se ha producido
otro fenómeno: la derecha ha ido envalentonándose. De los 80 para acá ha habido
una situación en que cada vez se ha ido sintiendo más cómoda hasta el punto de
reivindicar el franquismo sin problemas, como hay gente que hace en el
documental. Hace treinta años les daba vergüenza y callaban; ahora ya hace
tiempo que no. La gris trayectoria de catorce años de PSOE y las dos
legislaturas de Aznar, especialmente la segunda (2000-2004), no pasaron en
vano.
El movimiento social en pro de la memoria
histórica surge precisamente a finales de los 90, con el PP ya en el poder tras
la autodestrucción del PSOE. Luego, incluso cuando pierde las elecciones, como
en el 2004, obtiene diez millones de votos. Lo dice bien uno de los
intervinientes (el señor casado con la alemana, ambos testimonios muy
interesantes), cuando recuerda que el franquismo también tenía sus seguidores,
que no todos eran antifranquistas. En muchos pueblos, como Llanos, como en
tantos pueblos andaluces y extremeños, siempre sale el PSOE. Hay una inercia compleja
y digna de análisis que lleva a eso. También ocurre que en realidad, en esos
mismos pueblos, el PSOE incluye elementos de derechas. Y además hay gente de
derecha que vota al PSOE. No va muy
desencaminado Felipe González con su idea de una gran coalición PP-PSOE. Décadas
de bipartidismo y de moderantismo lo hacen posible. Y no es cosa nueva: ya en
la Restauración liberales y conservadores venían a ser lo mismo.
La comparación con Alemania e Italia que
algunos hacen (el recurrente: ¿cómo iba a haber una calle en Berlín dedicada a
Hitler?) carece de sentido. El nazismo y el fascismo fueron derrotados y sus
líderes, juzgados o no, ahorcados o encarcelados. ¿Qué tendrá que ver España
con esto? Aquí el fascismo venció, se instaló por décadas y, cuando le convino,
preparó el cambio a otro sistema.
La impresión final, tras las dos horas de
documental, es terrible. La pregunta que queda en el aire es: ¿tiene solución
este país?
En definitiva, “Los colonos de Franco” cierra
un ciclo de una década de magníficos documentales sobre eso que se ha dado en
llamar la memoria histórica.
Francisco Espinosa Maestre* (mayo de 2014)
*Francisco Espinosa Maestre es un historiador español, afincado en Sevilla. Ha publicado diversas obras sobre la Segunda República Española, la Guerra Civil Española, la represión franquista y sobre memoria histórica.
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