Sandra Vera sobre LOS COLONOS DEL CAUDILLO


El día 15 de Julio se proyectó la película Los Colonos del Caudillo en la Filmoteca de Barcelona.
Sandra Vera nos mandó el siguiente comentario:


Estimados Lucía y Dietmar:

Felicidades por el documental “Los Colonos del Caudillo” que he tenido la suerte de ver en la Filmoteca de Catalunya. Han trabajado mucho en él y ha sido muy bueno verlo, al igual que el debate posterior.
Les confieso que ese día quedé con sensaciones un poco confusas e incómodas. Y me ha costado desatar ese malestar pero ya lo estoy comprendiendo mejor. Lo primero que pensé, es que muchos testimonios, incluidos los de los niños, me provocaban a ratos una desesperanza que hacía venir a mis pensamientos frases como “qué lamentable es la ignorancia”, “esto es el costo de la ausencia de políticas de memoria en España”. Y algo de eso había, pero también me pasaba otra cosa menos articulable con sentencias tan formales (aunque no por eso menos ciertas). Era una incomodidad interna porque, a pesar que yo no soy de España, me parecía una historia propia. Pero pensaba que finalmente, por distintas y variadas razones, esta historia es también ya mía, o cómo dice una canción de mi país “...pues la raza que destierra y la raza que recibe, le dirán al fin que vive dolores de toda tierra”.
Cuando hablaban los niños y trataban de dar sus razones por las que el pueblo debiera o no seguirse llamando “Los Llanos del Caudillo”, surgían argumentos con coherencia lógica, no había problema en eso. Cuando hablaban otras personas relatando la historia del pueblo, sus orígenes, acontecimientos históricos y anécdotas, era todo cierto, tanto los que recordaban desde la añoranza del franquismo, como quienes, desde la memoria de resistencia, querían contar una historia más justa y reveladora de las trampas y descaro del franquismo en el propósito de la creación de este tipo de pueblos.
Sin embargo, creo que lo que en realidad fue molesto y, en cierta medida desagradable, es que no eran transversales las evaluaciones morales de todo aquello. Y recordé el libro "Eichmann en Jerusalén" de Hanna Arendt en que describe, a grandes rasgos, la forma de pensar tan rústica de Eichmann, llena de frases hechas y conclusiones poco internalizadas y reflexionadas. Sin embargo el contenido del escrito de Arendt, no pretende ser únicamente el análisis de un hombre excepcionalmente malvado existiendo en un momento excepcionalmente horroroso y que es capaz, pasado el tiempo, de hablar de manera tan burda y simple de lo ocurrido. También el objetivo de Arendt es detenerse en cómo aquello terminó siendo el discurso de muchos alemanes en la forma de contar las cosas y la banalidad en las formas de hablar sobre la reconciliación social, la superación de los enemigos pasados, la entrada a una nueva era etc. Pienso que es lo que ocurre cuando  los discursos quedan vacíos de un sustento que permita dar cuenta de una apreciación moral del pasado, algo que hemos llamado "memoria histórica" pero que merecería también otra forma de nombrarlo que de cuenta de la profundidad del problema. La ausencia de un argumento ético de fondo se ve en España de manera muy gráfica, pero en otros lugares también existe con sus matices y diferencias. Es muy notorio en la conversación de los niños en el documental, pero no es (solo) por el "desconocimiento" del pasado, sino que ¡por la poca necesidad que se vislumbra de hacer una razonamiento en términos morales! (muestra de décadas y décadas de un modelo transmitido generacionalmente, de la impunidad como una atmósfera incuestionable). Arendt observa a Eichmann en el juicio y nos va relatando como, casi con una expectativa ansiosa, se esperaba que el criminal responsable de la “solución final” fuera descubierto en una desviación psicológica gravísima que explicara lo que había sido capaz de hacer, o que si era capaz de confesar sus responsabilidades al mismo tiempo que decía que le gustaría hacer las paces con sus enemigos de antaño, debía también manifestar algo de culpa o arrepentimiento. Pero no. Eichmann no veía incoherencia en aquello y no pudieron encontrar pruebas psicológicas que le atribuyeran una perversión psiquiátrica a la altura de sus actos. Eichmann simplemente no era capaz de hacer un juicio moral.
Así como nos vamos resignando a que la maldad está en el mundo que habitamos y eso no se erradica por decreto; también podemos comprobar que los relatos éticos – las transmisión de una historia con una evaluación moral incluida – no surgen ni naturalmente ni por descarte en las sociedades. Todo pareciera decir que es algo que se construye, que se conversa, que se logra comprender de verdad y no a través de frases hechas o de los “clichés indignantes” (como los nombra Arendt) que persisten años y décadas... (ojalá que no siglos). La buena noticia es que, si esto es cierto, la situación es reversible (o “derribable” para volver a construir). Pero mi opinión es  que aquello no se soluciona con unas elecciones para cambiar el nombre de estos pueblos, ni – en caso que esto ocurriera –, con celebrar esos cambios uno a uno. Yo creo que el triunfo moral sería que decir ciertas palabras nos diera escalofríos, porque ya no habitamos esos nombres y eso nos da alivio, nos hace sentir mejor. Que tal vez vivir en “Los llanos” a secas, fuera honestamente algo más familiar y “lo otro” algo sumamente incómodo.

En fin, muchas gracias por hacernos sentir estas molestias que nos hacen pensar,

Un abrazo
Sandra Vera (Barcelona, 23 de Julio del 2014)

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Sigue el CINE AMBULANTE para LOS COLONOS DEL CAUDILLO en Badajoz y Santander con la presencia de los directores Lucía Palacios y Dietmar Post:

1) BADAJOZ

La siguiente cita del cine ambulante es en Badajoz, el día 24 de Julio.
Aquí tenéis los detalles:
http://armhex.blogspot.com.es/2014/07/estreno-en-badajoz-documental-los.html

2) SANTANDER

El 30 de Julio se presenta en la libreria LA VORAGINE a las 20:00 h.
http://librerialavoragine.com/

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Aquí se pueden leer más artículos sobre la película:





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